jueves, 2 de abril de 2020

Paso de La Flagelación de Jesús.
Viernes Santo 2008 Logroño.


 

Juntos es la única manera de afrontar una crisis así
 
Ante situaciones especialmente dramáticas, como las que estamos viviendo día a día y a pesar del esfuerzo social que estamos realizando, pareciera que dicha situación no mejora. La única manera de salir adelante, según nos cuenta Antonio J España, sj. en infosj.es, es juntos, estar unidos, sin olvidar, además, que Dios siempre está a nuestro lado, incluso en el momento de máxima entrega, como es la cruz. Y que mejor ejemplo de unida que ver a los portadores de cualquier paso de Semana Santa en la calle; los pies de Cristo o María en cualquier advocación, son el ejemplo de unidad para sacar adelante un proyecto; en este caso será una imagen que ya no podemos ver en Logroño, como son los cofrades portadores del paso de la Flagelación vistiendo su túnica de penitencia.
"Diferentes analistas nos ayudan a visualizar el mundo en crisis desde el agotamiento de la economía del rendimiento material, la incertidumbre de las democracias, los populismos, los desequilibrios sociales, la irrupción tecnológica, la dificultad para integrar al distinto o al inmigrante, las pulsiones identitarias,… La humanidad percibe ese desasosiego en su historia desde siempre, con épocas de mayor o menor percepción de la ansiedad que todo esto produce. En nuestra situación con esta pandemia global del coronavirus, acelerada en muy pocos días, vivimos unos momentos de descoloque. Un virus trastorna nuestra vida. Cambia itinerarios seguros, modifica comportamientos, nos recluye en casa o nos impide viajar. E. Fromm hablaba del “miedo a la libertad” como causa del auge del totalitarismo. Ahora podemos hablar de “miedo a la incomodidad” de romper nuestras rutinas por un bien comunitario y universal mayor que se traduce en tantas respuestas defensivas que observamos alrededor. Ojalá que todo este momento nos lleve a una mayor solidaridad.
La cuaresma es tiempo de conversión personal y comunitaria que pide una profundización en el sentido de nuestra vida. El Papa en el mensaje de marzo de este año nos dice: “El hecho de que el Señor nos ofrezca una vez más un tiempo favorable para nuestra conversión nunca debemos darlo por supuesto. Esta nueva oportunidad debería suscitar en nosotros un sentido de reconocimiento y sacudir nuestra modorra”. La modorra que aprisiona se basa en la sensación de seguridad, de vivir en nuestro reducto territorial o ideológico, de no movernos por un bien común más alto y necesario que nos haga girar a posturas más humanas. Es una insensibilidad que nos hace vivir confortables, cómodos y seguros, pero girando sobre nosotros mismos.
En esta invitación a afrontar la disrupción vírica desde la conversión, no podemos menos que buscar sentido nuevo a todo lo que vivimos con las personas que nos rodean. Salir de la serenidad: afrontar los retos de una humanidad unida por una naturaleza común que, a la vez, nos hace frágiles a todos. Desengancharse de la seguridad individual: abandonar el centramiento en el ego para poder acercarse de corazón a otras personas, ahora desde la distancia telemática. Despedirse de la comodidad: saber que juntos podemos caminar en una dirección u otra, que “juntos” es la única manera de afrontar nuestras crisis, como esta y ojalá en muchas más donde siempre nos jugamos la vida de los más débiles. Con ese sentido vital y curaresmal profundo se pueden retomar las palabras del profeta Miqueas: «ya te he explicado lo que está bien, lo que el Señor desea de ti: que practiques la justicia, que ames entrañablemente, y que camines humildemente con tu Dios.» (Mi 6,8).
Termino animando a que todo lo que vivimos en esta crisis mundial, nos ayude a moldearnos por dentro y por fuera, camino de la Pascua, reconociendo que Dios no nos deja solos incluso junto a la Cruz. Por eso, nos podemos unir en este salmo para sostenernos y sostener a otros que son más vulnerables: " El Señor es mi luz y mi salvación: ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida: ¿de quién me asustaré?” (Salmo 27)."
Antonio J. España, SJ

No hay comentarios:

Publicar un comentario