sábado, 4 de abril de 2020

CORONAVIRUS: YO DESCANSO EN MEDIO DE LEONES.

Nazareno obra de Quintín de Torre
procesionado por la cofradía de la Santa Cruz.
 
Se hace difícil el día a día con esta situación que nos toca vivir. La impaciencia, el intentar recuperar lo que no tenemos y parece que hemos perdido, las ganas de volver a lo que consideramos “vida normal”, van minando día a día nuestro espíritu. Hay momentos en que el ánimo decae, que no se ve la luz al final del túnel, a pesar de saber que, siempre, está allí esperándonos.
Tenemos muchos modos y maneras de pasar la pandemia que nos ha tocado vivir; televisión, redes sociales, multitud de series en plataformas digitales, lectura, ese hábito casi olvidado, música, etc. Pero, como decía José María Rodríguez Olaizola, sj, una de las cosas que parece olvidarse, es la fe. Se pueden volver los ojos a la fe, a redescubrir a Dios en  una fe profunda, como ya comentamos en otra entrada.
Os dejo un escrito de Santi María Obligio, aparecido en pastoralsj.org, que trata de este tema y de otro modo de encontrar la fe y, por extensión, a Dios. Y que mejor ejemplo que Jesús con la cruz a cuestas en la Vía Dolorosa donde, a pesar de su estado, fue capaz  de para y consolar a las mujeres de Jerusalén. Magnífica obra salida de la mano de Quintín de Torre y Berástegui que tenemos la suerte de poder ver en Logroño cada Viernes Santo procesionada por la cofradía de la Santa Cruz. La imagen que podemos considerar su hermana, procesiona los Lunes Santo en Zamora; hablamos de la imagen realizada por el mismo autor, Jesús en su Tercera Caída.
YO DESCANSO EN MEDIO DE LEONES.
Hoy despierto con esa neblina que enturbia la fe, alejando tu mirada, confundiendo el sentido, y qué regalo enorme encontrar en el libro de los salmos tantos testimonios, historias, que cuentan tu amor. Porque eso es en el fondo lo que me convence: no tanto una exposición racionalmente indestructible o irrefutable sino la narración de una vida transformada. Es la mayor prueba. Y eso es el salmo, eso regalan los salmos: testimonios personales y comunitarios de personas que creyeron en Dios, eligieron a Dios.
Se me hace que creer tiene hoy más que ver con elegir que con sentir. ¿¡Quién no quisiera esa magia para dormir entre leones, para descansar entre fieras!? La fe es ese poder; fe que es descanso, fe que es cura. ¿Opio del pueblo? Nunca estuve más cerca del mundo, del hermano. Nunca más abierto y amante de lo real. Bendito opio si en verdad es medicina que cura y despierta a la vida más que sustancia que duerme e hipnotiza. Porque eso es la fe: ¡despierta, mi alma… despertaré el día, despertaré la música y los bailes, despertaré la vida! O al menos, así lo fue para este hebreo, y así lo está siendo para mí.
Mi ser descansa en medio de los leones
ardientes de rabia contra los hombres:
sus dientes son lanzas y flechas
su lengua es espada afilada.
Tu grandeza está sobre los cielos, oh Dios,
¡sobre toda la tierra tu gloria!
Una red han tendido a mis pies,
un lazo a mi garganta,
han excavado una fosa delante de mi rostro,
en medio de ella han caído.
Firme está mi corazón, oh Dios,
firme está mi corazón.
Quiero cantar, quiero alabar.
Despierta, alma mía,
despierta, arpa y lira,
¡quiero despertar a la aurora!
Te alabaré en medio de los pueblos, oh Señor,
te alabaré entre las naciones:
«Grande hasta los cielos es tu amor,
hasta las nubes tu fidelidad».
Tu grandeza está sobre el cielo, oh Dios,
¡sobre toda la tierra tu gloria!
(Salmo 57/56)


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